El desarrollo de las ciudades inteligentes tiene como sustento a la denominada “Internet de las Cosas”. Ese futuro en donde nos imaginábamos que el refrigerador comprara los alimentos por nosotros, o qué el tráfico se regulara gracias a sensores y cámaras conectadas a Internet ya no está muy lejano. Estos son solo algunos de los servicios que podría ofrecer una ciudad inteligente. La posibilidad de materializar los beneficios asociados a ciudades inteligentes exige, asumir una serie de iniciativas de desarrollo cuyo componente esencial se base en lograr la capacidad para soportar el inmenso flujo de información digital. Si bien es cierto, el desarrollo de las ciudades inteligentes tiene como sustento a la denominada
“Internet de las Cosas” (Internet of Things – IOT) o lo que es lo mismo, todo tipo de sensores y dispositivos conectados a la Red de redes, enviando información en forma permanente. Lo que resulta en un volumen de datos gigantesco que establece desafíos de corto, mediano y largo plazo.
En 2015 se llegará a más de 12 mil millones de dispositivos conectados a Internet en todo el mundo, número que según Gartner ascendería a
más de 50 mil millones para el año 2020; solamente en América Latina IDC estima para este
2014 cerca de 17,5 millones de nuevas máquinas interconectadas, esto de acuerdo a las cifras de Strategy Analytics, Los sensores, dispositivos y artefactos conectados a la red, en muchos casos establecerán intercambio de datos sin intervención humana, dando paso a lo que se conoce como M2M (Machine to Machine), un verdadero ‘diálogo’ entre máquinas, actualizando datos en tiempo real.
Con esto la automatización de algunas tareas en las que hoy participan personas, redundarán en un mejor control del tráfico vehicular y del transporte público y la optimización de las energías, entre muchos otros beneficios en las ciudades. Se trata de cosas tangibles para los ciudadanos, tanto en sus hogares como en las calles o en sus propios trabajos, y se fundan en el análisis de información en tiempo real, lo cual tiene como
requisito previo el uso de aplicaciones de software que realizarán dicho análisis así como la consolidación de una conectividad total de las ciudades. En la actualidad existen experiencias pilotos en muchas ciudades, aunque en otras ya es posible ver materializado el concepto de
Smart City en diversos puntos de la urbe. El ejemplo ideal es
Chicago, el alumbrado público de luces LED está controlado con sensores conectados a Internet, lo cual permite ahorrar hasta un 50% de energía eléctrica. Lo mismo pasa con los semáforos, cuyos sensores permiten incluso prevenir las congestiones vehiculares de tal forma que proveen información exacta de lo que pasa en las vías. Cabe mencionar que la principal característica de las ciudades inteligentes no sólo es el flujo permanente de datos sino también su procesamiento para convertirse en información útil.
El
Big Data se refiere a la explosión de datos digitales, a datos provenientes de fuentes dispersas y diversas, muchos de los cuales serán no estructurados, como los videos o imágenes. Estos alcanzan valor cuando cuentan con la ‘inteligencia’ para convertirse en información, la cual explica el creciente auge de las soluciones de software analítico”, sostiene, agregando que la relevancia del Big Data está dada por la oportunidad que abre esta tendencia para tomar mejores y más rápidas decisiones en todo ámbito y automatizar y mejorar procesos y servicios como nunca antes. Si bien es cierto muchas de las empresas y organizaciones de Latinoamérica han comenzado a adoptar con más decisión las aplicaciones analíticas, lo que se ve reflejado en el fuerte crecimiento que registran actualmente y en su proyección para el futuro cercano. Es importante conocer cómo nuevas tecnologías están adquiriendo poder en el mundo y saber protegernos de forma segura. #TuSeguridadInformaticaEsNuestraPasion Para más información visita channelbiz.es Marketing