En muchas organizaciones, el término “backlog” se ha vuelto parte del paisaje:
📌 Backlog de vulnerabilidades
📌 Backlog de accesos sin revisar
📌 Backlog de pendientes del SOC
📌 Backlog de parches no aplicados
Lo aceptamos. Lo normalizamos.
Pero lo que pocos se atreven a decir es que ese backlog representa una deuda silenciosa que puede frenar —o incluso poner en riesgo— la operación del negocio.