Spoiler: La falsa sensación de seguridad que sigue costando millones
En un entorno donde las empresas deben mostrar “evidencias de cumplimiento” cada vez más complejas (ISO 27001, NIST, GDPR, etc.), muchas organizaciones creen que tener políticas, controles y auditorías equivale a estar seguras.
Pero la realidad es otra:
Cumplir no siempre significa estar protegido.
Y en México, ese matiz está costando millones en incidentes que pasaron justo después de haber “cumplido”.
Este artículo desglosa los mitos más peligrosos del compliance, sus consecuencias en el mundo real, y cómo abordarlos con una estrategia de ciberseguridad moderna, alineada al negocio.
Por qué suena lógico:
Las auditorías evalúan controles. Si todo está “en regla”, ¿por qué habría que preocuparse?
Pero la realidad es:
La auditoría es una foto, no una película.
Muchos controles “pasan” porque existen… aunque no funcionen.
Hemos visto firewalls que “cumplen” con la política, pero tienen reglas abiertas a todo el tráfico saliente, o servidores con doble factor activo... para todos menos los administradores.
Lo que recomendamos:
Validar no solo que el control exista, sino que funcione y se actualice.
Implementar controles compensatorios o pruebas cruzadas desde el SOC.
Hacer simulaciones de ataque (red teaming o purple teaming) para probar controles en escenarios reales.
Por qué es común:
Estos marcos están respaldados por gobiernos, instituciones y certificadoras. Parece lógico confiar en ellos como protección.
La realidad técnica:
ISO 27001:2022 no dice cómo mitigar un ataque de ransomware dirigido a backups.
NIST no contempla tu nube híbrida específica si no la has adaptado.
Los marcos normativos son mapas de navegación, no herramientas de defensa.
Sin actualizaciones, personalización y una estrategia activa de detección y respuesta, el cumplimiento se vuelve una checklist decorativa.
Ejemplo real:
Una empresa financiera en CDMX fue comprometida en 2023 por no actualizar reglas de IDS en sus appliances “compliant” desde 2020. Cumplían. Pero no reaccionaron.
Por qué ocurre:
TI históricamente ha sido el área que “hereda” la seguridad y el compliance, pero…
La verdad estructural:
El riesgo es de negocio, no solo de tecnología.
Una política de control de accesos mal comunicada puede afectar operaciones críticas.
Una mala gestión de identidades expone datos legales, financieros y reputación.
Solución:
Integrar al CISO (o figura equivalente) en el comité de riesgos.
Hacer del compliance una responsabilidad compartida entre operaciones, legal, recursos humanos y TI.
Alinear KPIs de cumplimiento a objetivos de continuidad operativa, no solo a entregables de auditoría.
¿En serio?
Los auditores evalúan el marco declarado, no hacen análisis forense.
Muchos ni siquiera acceden a los logs detallados del SOC.
¿Qué sí hacen?
Verifican si existe una política.
Si hubo registros de ejecución.
Si se puede evidenciar que “alguien lo hizo”.
Pero no:
No detectan backdoors activos
No evalúan tus conexiones persistentes a IPs maliciosas
No te alertan si alguien en tu red ya está comprometido
Ejemplo crudo:
Una organización en manufactura tuvo actividad lateral persistente por 7 meses tras una migración… todo mientras pasaban sus auditorías ISO sin hallazgos.
Cumplir sigue siendo importante. Pero no basta.
Lo clave es:
Transformar el compliance en estrategia de protección activa.
Evaluar cada control como parte de un ecosistema vivo, no una lista muerta.
Pasar de la "evidencia" a la "eficacia".
Ayudamos a nuestros clientes a:
Traducir marcos como ISO/NIST en planes reales y aplicables.
Validar si los controles funcionan, no solo si existen.
Implementar acompañamiento operativo vía SOC, IAM o Vulnerability Management.
Alinear la seguridad al negocio, no solo a la auditoría.
¿Tienes compliance, pero no estás seguro si realmente estás protegido?
Hablemos. Evaluamos contigo sin compromiso.