TIPS TECNOLÓGICOS, DE CONFIGURACIÓN Y NEGOCIO QUE COMPLEMENTAN TU SEGURIDAD

Y cuando el cliente de la nube despertó… su información ya no estaba ahí

Escrito por marketing on 10/12/12 9:41

Para muchos la solución ideal para sincronizar diversos dispositivos,  se ha vuelto una necesidad básica, pareciera que el almacenamiento físico va perdiendo fuerza, a diferencia del almacenamiento en la nube  en dónde nuestros archivos son intangibles, sin realmente entender y prevenir sus limitaciones e incluso aprovechar todas sus ventajas. Desconocemos el cómo y el dónde, lo único que nos importa de manera inmediata es que, en el momento deseado tengamos acceso a nuestra información, de tal forma que la información en la nube la ubicamos idealmente flotando en algún sitio remoto. Sin embargo guardar algo en la nube implica solamente
tenerlo en otra parte; probablemente, un servidor remoto dentro de un gran centro de datos. De alguna forma es lo más práctico, ya que nos olvidamos de cargar con soportes físicos, con almacenar en el ordenador o con tener innumerables memorias USB. Sólo requerimos de una conexión a Internet y listo, la fantasía se vuelve realidad: los archivos son omnipresentes siempre y cuando podamos colgarnos a la web. Lo que es un hecho es que nadie quiere comentar para no ver los puntos negativos es que el alojamiento en la nube es
uno de los triunfos de una sociedad que confía demasiado en la tercerización de servicios, llamado también Outsourcing. La idea de hacer un servicio del delegar el guardado de nuestra información. Delegar por un lado es atractivo, nos quitamos la responsabilidad y le pagamos a otro por absorberla. Cabe mencionar que siempre hay letras chiquitas en el contrato y al final un truco; al delegar tu información para responsabilizar de su cuidado a un tercero,
cedes tus derechos a esa información. Podrás acceder a ella como siempre, pero ya no son de tu propiedad. Hace unas semanas, la
Electronic Frontier Foundation, a nombre de su cliente Kyle Goodwin, hizo una propuesta ante la Corte de EE.UU para discutir las acciones del gobierno cuando realizó el cierre de
Megaupload. Si recordamos el caso, las autoridades negaron el acceso a miles de personas al servicio, aun cuando demostraron que los archivos que tenían alojados
no infringían el copyright. La respuesta gubernamental ha sido llevar a los afectados a audiencias largas y enredadas, sólo para negarles la recuperación de los documentos que son legítimamente suyos. Sin embargo, lo aterrador del asunto estriba en la defensa que ha esgrimido el gobierno para justificar sus acciones. Según ellos, el señor Goodwin y muchos más como él, 
han perdido sus derechos de propiedad al firmar el contrato de prestación de servicios con Megaupload. Ya que para las autoridades, tanto el contrato de Goodwin con Megaupload ( la hoja de términos y condiciones) como el de Megaupload con Carphatia (quien le proveía el alojamiento), limitan los intereses de propiedad. Lo alarmante es que no hay nada de especial en ese contrato: es un estándar, como el que se firma con cualquier otro proveedor. Es decir, si el gobierno llega con una orden judicial, olvídate de tu información. Da igual qué es lo que guardes: ya no es tuyo. En este esquema, los derechos de propiedad se ven severamente limitados, todo por usar un servicio de un tercero para alojar tus datos. EFF señala que este argumento no está limitado sólo al caso de Megaupload; también funciona para la
Amazon S3 (donde servicios como Dropbox se alojan),
Google Apps o
iCloud. En realidad, prácticamente cualquier usuario de la web está en riesgo, pues es muy difícil concebir hoy en día el uso de la red sin algún servicio de esta índole. Claramente existen ventajas en el uso de estos servicios, para ejemplo, toda persona inmersa en esta industria usamos este tipo de servicios, por ejemplo iCloud, Dropbox y Google Apps para sincronizar todo. Sin embargo, no hay que confiarse y tener siempre respaldo del respaldo en la nube, sobre todo cuando es tan delicada la información que cedemos, dado que siempre existirá una posibilidad de perder nuestra información. Por esa razón, la EFF menciona que ya no sólo es preocuparse de poner nuestras cosas en manos de corporaciones y empresas, sino también del rol que juegan los gobiernos en este nuevo orden de la información. Nadie quiere despertar un día y ver que su información ya no esta disponible e inmersa en un pleito legal que puede durar años en resolverse. Y tú, ¿cuantos días podrías prescindir de tu información en la nube? Realizado por Adrian Rivas. Seguridad en Software.      

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